Ya son más de 17.500 muertos y decenas de miles de heridos tras el potente terremoto sucedido en Turquía y Siria.
Este jueves, pasadas ya las primeras 72 horas tras el sismo, el periodo con más posibilidad de salvar vidas, se teme que el balance de muertos pueda subir dramáticamente debido al elevado número de personas que se calcula que todavía están atrapadas entre los escombros.
Según lo publicado por Télam, los equipos de rescate continúan la búsqueda de miles de personas que se sospechan atrapadas entre los escombros, pero el optimismo decrece ante las bajas temperaturas invernales y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas.
La cantidad de muertos no deja de crecer y los últimos balances oficiales indican que asciende a 17.513 personas, 14.351 de ellas en Turquía y 3.162 en Siria, según reportó la agencia de noticias AFP.

A ello hay que sumar las pérdidas económicas, que según la agencia de calificación Fitch probablemente pueden «superar los 2.000 millones de dólares» y «podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares o más».
El Gobierno argentino enviará este jueves una brigada de 28 efectivos con equipamiento para búsqueda y rescate de personas a Turquía, en una misión de ayuda humanitaria coordinada por la Cancillería, el Ministerio de Seguridad y la Agencia Argentina de Cooperación Internacional y Asistencia Humanitaria – Cascos Blancos (Aciah).
El equipo está conformado por 28 efectivos «altamente calificados» en materia de Búsqueda Técnica; Búsqueda Canina; Asistencia Médica; Materiales Peligrosos; Ingeniería Estructural; Apoyo para Centros de Recepción y Salida (RDC) y Apoyo al Centro de Coordinación de Operaciones en el Terreno (OSOCC), así como para Apoyo a la Célula de Coordinación USAR (UC), se informó oficialmente.

El terremoto de magnitud 7,8 ocurrió en la madrugada del lunes, mientras muchas personas todavía dormían tanto en Turquía como en Siria. En este último caso, muchos ya sufrieron la pérdida y el desplazamiento debido a la guerra civil.
Este jueves, en el noroeste de Siria, controlado por los rebeldes, esperaban un primer convoy de ayuda internacional a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, el único autorizado para estos envíos desde Turquía.
Aunque era un paquete de asistencia previsto desde antes del sismo, «podría considerarse una respuesta inicial de Naciones Unidas y debería continuar, como nos prometieron, con convoyes más grandes para ayudar a nuestra gente», dijo Mazen Alloush, responsable del paso fronterizo.

En Turquía, el descontento crece ante la reacción de las autoridades al terremoto que, según admitió el miércoles el mismo presidente, Recep Tayyip Erdogan, tuvo «deficiencias».
«Por supuesto, hay deficiencias, es imposible estar preparado para una catástrofe así», dijo durante una visita a algunas de las zonas más castigadas.
Numerosos sobrevivientes tuvieron que buscar por sí mismos comida y refugio. Sin equipos de rescate en varias zonas, algunos contemplaron impotentes cómo sus familiares atrapados pedían ayuda hasta que sus voces se apagaban.
El operativo de rescate
El responsable de la Media Luna Roja turca, Kerem Kinik, advirtió que las primeras 72 horas eran críticas en las labores de rescate, pero señaló que estas se veían entorpecidas por las «severas condiciones meteorológicas».
Aun así, los trabajadores de emergencia pudieron salvar este miércoles a varios niños encontrados bajo un bloque colapsado en la castigada provincia turca de Hatay, donde municipios enteros desaparecieron.
«De repente oímos voces (…) Inmediatamente oímos las voces de tres personas al mismo tiempo», dijo el socorrista Alperen Cetinkaya. «Esperamos más de ellos (…) las opciones de sacar gente con vida aquí son muy altas», agregó.
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros.
Durante una recorrida, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que cada familia damnificada por los terremotos registrados «recibirá 10.000 liras turcas (cerca de 500 euros)» y confirmó que se lanzarán «operaciones masivas de vivienda» en las diez provincias afectadas, consignó la agencia de noticias DPA.

El mandatario, además, indicó que 6.444 edificios quedaron destruidos y que movilizaron «todos los medios», y aseguró que los trabajos de búsqueda y rescate no finalizarán «hasta que no quede nadie bajo los escombros».
La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), dependiente del Ministerio del Interior turco, señaló que «después del primer terremoto se han registrado otros 648, siendo el de mayor magnitud uno de 7,6 con epicentro en Elbistan», antes de confirmar que en las zonas afectadas se encuentran desplegados más de 96.000 agentes, trabajadores de organizaciones no gubernamentales, equipos de búsqueda y rescate y voluntarios.

El Gobierno turco creó un Centro de Gestión de Crisis en el Ministerio de Defensa para «enfrentar este gran desastre», con el fin de transportar al personal y el equipo de rescate desde Estambul, Ankara y Esmirna a través de un puente de ayuda aérea, indicó la agencia Europa Press.
«Hemos tenido dificultades al principio con los aeropuertos y en las carreteras, pero hoy estamos mejor y mañana estaremos mejor», afirmó el jefe del Estado turco, ante las críticas y el enojo por la lentitud de la ayuda suministrada a los damnificados.

El papa Francisco instó a la comunidad internacional a auxiliar a los afectados por el devastador sismo: «Agradezco a quienes se están esforzando para llevar ayuda y ánimo a todos a la solidaridad con estos territorios, ya martirizados por una larga guerra», dijo en la Audiencia General que encabezó esta mañana en el Vaticano.
Los socorristas luchan contra el reloj para encontrar sobrevivientes tras el terremoto.

Por su parte, el ministro de Interior de Turquía advirtió que las próximas 48 horas serían «cruciales» para encontrar sobrevivientes del sismo, el peor vivido en el país desde 1999, que llevó a Ankara a decretar siete días de luto nacional.
El martes, en la localidad siria de Jindires, los socorristas rescataron a una niña recién nacida entre los escombros, que aún permanecía unida por el cordón umbilical a su madre, fallecida como el resto de miembros de su familia.
Sin embargo, el rescate llegó tarde para Irmak, una adolescente de 15 años. En silencio, su padre Mesur Hancer sostenía la mano inerte de la chica atrapada en los restos de una pared, en Kahramanmaras.

En total, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 23 millones de personas quedaron «expuestas» a las consecuencias del terremoto, «incluyendo cinco millones de personas vulnerables».
El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el tiempo se agota para los miles de heridos y desaparecidos entre los escombros.
Fuente: Télam